Arriesgó y logró apoyo partidario
SANTA ROSA (De un enviado especial).- "Lilita nos dejó un mensaje muy claro. Quiere que la dejemos de jorobar." La frase, en boca de un dirigente de ARI bonaerense, define a las claras la sensación que quedó ayer entre los 150 dirigentes que participaron del plenario federal que ratificó el liderazgo de Carrió y el rechazo a "alianzas partidocráticas". Era evidente el hartazgo de Carrió por la crítica de algunos dirigentes porteños, bonaerenses y santafecinos a sus encuentros con dirigentes "de derecha", como Ricardo López Murphy, Roberto Iglesias o Gabriela Michetti, a quienes la líder de ARI aprecia en forma personal. Tampoco le gustaba que objetaran que ella calificara de "fascista" al Gobierno. "No pueden criticar que sea cristiana o que me guste Punta del Este y tomar sólo el costado progre. Yo soy así y así me tienen que querer", ironizó anteayer. Por ahora, Carrió sofocó la crisis interna. Y ayer logró el apoyo incondicional del partido hacia su política de "alianzas de conductas", contra otras opciones opositoras -como la de Roberto Lavagna- y contra tentaciones de "cooptación" por parte de dirigentes del kirchnerismo. "Ella sabe muy bien que Carrió sola es tanto o más que Carrió en ARI", reconocen cerca de la líder arista. Todos los dirigentes coincidieron en que sin ella, el partido caminaría hacia su desintegración. Una conclusión que Carrió -acusada de autoritaria por dirigentes que abandonaron sus filas- esperaba que sus partidarios sacaran por sí solos. Conflictos Más allá del optimismo, un punto de fricción que no quedó del todo resuelto es la política de alianzas en las distintas provincias. En Santa Fe, por caso, un sector cree que lo mejor es que ARI apoye al socialista Hermes Binner para derrotar al PJ. Otros, como Carrió, creen que sumarse a un conglomerado de socialistas y radicales sería "más de lo mismo". La ausencia de la ex diputada santafecina Alicia Gutiérrez (partidaria del acuerdo) en el encuentro de ayer es una clara señal de este conflicto. En estos días, Carrió también dejó en claro que no tolerará una deserción más hacia el kirchnerismo sin hacer pagar a quien decida irse el precio de convertirse en un "nuevo Borocotó". Dijo que Carlos "Chacho" Alvarez presiona a ex frepasistas de ARI para que abandonen el partido y se sumen al oficialismo. "El juego se les terminó hoy a quienes son conciliadores y por otro lado trabajan para erosionar mi figura", le dijo ayer Carrió a LA NACION. Su nítido rol opositor, que amasó durante los años del menemismo y consolidó durante el kirchnerismo, no corre riesgo alguno. Por más que las encuestas hoy le sonrían menos que hace unos meses y que algunos dirigentes, según imagina, estén esperando el mejor momento para abandonar sus filas en busca de opciones más "exitosas".
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