Todos contra todos, ¿a quién beneficia?

Por Irma García, Presidente ARI Chubut

Trelew, 13 de noviembre de 2006

En estos días, demasiados días, los ciudadanos chubutenses estamos asistiendo, mediante distintos medios de prensa a una BATALLA de TODOS CONTRA TODOS.

El descrédito, la soberbia, las persecuciones, las imputaciones, algunas muy graves, como la de los Ministros del Superior Tribunal de Justicia, la borocotización de algunos políticos mediante la conformación de un nuevo partido político provincial con objetivos poco claros, carente de sentido democrático y una notaria especulación que sólo denota mezquinos intereses personales, sin debate político mediante ni, por supuesto, políticas públicas que mejoren la calidad de vida de sus gobernados.

SOLO PODER POR EL PODER MISMO

Este panorama político demuestra, quizá como nunca, la descomposición del sistema político en la provincia, la baja calidad institucional, la escasa justicia de quienes deben imponer justicia, el descontrol de quienes deben controlar, la falta de representatividad de nuestros representantes y el desgobierno de quienes nos gobiernan. El propio entramado institucional ha entrado en descomposición.

La Constitución habla de República, de Estado, de soberanía, de derechos humanos y de bien común. Sin embargo, las prácticas corporativas se han arraigado en los tres poderes del Estado constituyendo un régimen antagónico a los principios fundantes de la Carta Magna.

El clientelismo, los negocios privados que se confunden con los asuntos públicos, la dominación corporativa, la partidización y el amiguismo a los cargos judiciales y técnicos son consecuencia de esta tergiversación del sentido democrático.

La ciudadanía es hoy REHÉN de situaciones insoportables, propias de las sociedades más atrasadas. Se pretende imponer un discurso único, incapaz de construir consenso y futuro. Este monopolio del lenguaje congela un único sistema de interpretación del mundo, de la vida de las personas, y así neutraliza toda posibilidad de transformación de la realidad social.

Los cambios sociales impuestos desde el monopolio de la fuerza de la palabra, tanto como aquellos que se imponen desde el monopolio de la fuerza física, son excluyentes. Estimulan comportamientos vacíos de trascendencia y de proyección colectiva, alentados únicamente por rendimientos de muy corto plazo e intereses particulares.

Toda sociedad que ha podido transitar hacia el futuro con desarrollo económico, justicia social y construcción de ciudadanía es porque ha sellado una alianza entre el libre albedrío y reglas morales básicas de carácter prohibitivo: la dignidad de una persona como la de un pueblo es el resultado de esa alianza y la caída en la indignidad es la consecuencia de su quiebre.

De los ciudadanos depende, EXIGIR: "La verdad ante todo, la función pedagógica en la política y el rigor y la consistencia técnica".

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